Fumar durante la lactancia no es recomendable. La nicotina, proveniente del cigarrillo, pasa al torrente sanguíneo de la madre y a la leche materna y esto tiene un efecto negativo en la salud del bebé.
Según Camilo Uribe, médico toxicólogo, la nicotina como la gran mayoría de las sustancias potencialmente tóxicas pasa al bebé, en aproximadamente 1 por ciento de la concentración de la madre, a través de la placenta y la leche materna.
Indirectamente, la madre fumadora disminuye su capacidad de transporte de oxígeno a los órganos y tejidos, provocando hipoxia (baja concentración de oxígeno) lo cual afecta el crecimiento y desarrollo del feto durante el embarazo. En la lactancia se comprobó que puede ocasionar problemas como el aumento anormal de la frecuencia cardiaca del bebé.
Los bebés expuestos a la nicotina presentan comportamientos extremos: unas veces están muy alerta y otras con sueño. Algunos se muestran irritables, lloran inconsolablemente y succionan seguido el seno, pero no lo hacen bien y no comen suficiente. Los bebés que se adormilan también comen menos, tienen bajo peso y no crecen como deberían.
Cuando las madres fuman durante la etapa de la lactancia, sus hijos padecen problemas delicados en sus vías respiratorias, bronquitis, neumonía y asma debido al humo.
El humo es peligroso, afecta el sistema respiratorio del bebé, genera infecciones de oído y complicaciones respiratorias con mayor frecuencia.
A su vez, la nicotina inhibe la hormona prolactina, que estimula la producción de leche y, en consecuencia, reduce la “bajada de la leche.
Por eso se aconseja a la madre dejar el cigarrillo durante esta etapa y si no es capaz, disminuir la cantidad, fumar lejos del bebé , y hacerlo mínimo dos horas antes de amamantar.
En cuanto a la ingesta de bebidas alcohólicas, es importante recordar que el alcohol es teratogénico, es decir, capaz de producir malformaciones en el feto durante el embarazo.
Un 1 por ciento de la concentración del alcohol en la madre pasa a través de la placenta o la leche materna al bebé. Por eso no se recomienda su ingesta en el transcurso de la gestación ni durante la lactancia.
Sin embargo, la madre puede tomar una copa en un evento social, por ejemplo, pero, por lo menos, dos horas antes de amamantar para que su cuerpo la elimine y no pase a la leche.
Es importante que antes de beber, aunque sea en pequeñas cantidades, la madre tenga en cuenta aspectos como su propio estado de salud, pues una madre con bajo peso no elimina el alcohol fácilmente. También el desarrollo del bebé y el peso porque si es bajo será más sensible al alcohol. Un bebé muy pequeño o prematuro está más expuesto a los efectos nocivos del alcohol, ya que su hígado no los procesa adecuadamente.
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